Tanto si la presión es demasiado alta como si es demasiado baja, el rendimiento, la seguridad y la comodidad se resienten muchísimo.
No
hay una presión estándar, ya que depende primero de la propia cubierta y de su
rigidez estructural y segundo del peso del ciclista. Una goma con la carcasa muy flexible, ligera y de pared
fina, necesitará más presión para mantener su forma; al contrario una cubierta
de pared gruesa aguanta bien con poco aire. Como recomendación general no
deberías llevar menos de 2.2 bar de presión ni pasar de 3.5 bar, salvo
circunstancias especiales.
En
términos generales, hay que tener en cuenta unas cuantas reglas:
Los
ciclistas más pesados necesitan mayores presiones en las cubiertas que los
ciclistas más delgados o ligeros.
- Las
cubiertas de menor medida (1.8 a 2.1) necesitan presiones más altas mientras
que los neumáticos con mayor medida (2.2 y más) necesitan menos presión.
- Las
cubiertas con un compuesto más duro ofrecen mejor rendimiento a presiones más
bajas que las cubiertas con un compuesto más blando.
- Las
cubiertas Tubeless o sin cámara de aire generalmente funcionan mejor a
presiones más bajas que las cubiertas con cámara de aire.
Estas
reglas sirven para tener un punto de partida a la hora de encontrar la presión
correcta de nuestras cubiertas. Pero es importante recordar que la presión que
necesitamos varía en función de nuestro estilo de conducción, el fabricante de
las cubiertas y las condiciones del terreno.
Poca
presión produce mucho roce de las ruedas, aumenta la resistencia al avance y
supone riesgo de reventar por un pellizco de la cámara en zonas de piedras: la
cámara se puede machacar, atrapada entre la propia llanta metálica de la bici y
una piedra del terreno.
Con
más presión de la cuenta, eliminas de un plumazo las ventajas de la rueda
neumática y en lugar de llevar un "colchón" que amortigua, llevas una
piedra que no puede filtrar los pequeños impactos del terreno ni adaptarse al
mismo: vas rebotando, incómodo y pierdes tracción con facilidad.
El
mejor consejo es probar, empieza por ejemplo con 2.5 bar, sal por el terreno
por el que te suelas mover y percibe si las ruedas patinan o si su estructura
flexa demasiado y girar se vuelve impreciso. Ten en cuenta que la goma de las
ruedas, por su propia naturaleza ligeramente porosa, deja salir el aire muy
poco a poco, por lo que cada cierto tiempo tienes que revisar y reajustar la
presión. De un día para otro no se nota, pero si sólo usas la bici una vez por
semana, la variación empieza a notarse más.