Aclimatarse.
El error
más grande que puede cometer un ciclista con el calor es no aclimatarse y salir
a montar sin preparación. Así, el entrenamiento no será tan beneficioso, y
aunque aumentará la sensación de esfuerzo, también lo hará el riesgo potencial
de una lesión. Es recomendable aprovechar las horas tempranas o las últimas
horas de la tarde, cuando refrescan las temperaturas.
Protegerse del sol.
Una
quemadura solar contribuye a la fatiga y acelera el metabolismo. Esto último
puede sonar bien, pero aumenta la necesidad de líquidos, que puede ser un
problema en un día caluroso cuando ya estás luchando para mantenerte hidratado.
Haz todo lo posible para evitar las quemaduras solares. Usa siempre bloqueador
solar; elegir maillots, culottes, pantalones cortos e incluso manguitos o manga
larga con protección solar, y llevar un gorro bajo el casco para proteger la cabeza.
Planificar con anticipación
Para
evitar que la bebida se caliente rápidamente, congelar un bidón medio lleno.
(También podemos poner cubitos de hielo en la mochila de hidratación). Para
salidas largas, averiguar de antemano donde se puede reponer agua o bebidas
frías.
Mojarse.
Si la
temperatura corporal sube demasiado, el rendimiento y la salud pueden
sufrir. Mójate cuello y antebrazos con agua fría, o refréscate con una toalla
húmeda.
Dosificar.
No trates
de mantener el mismo ritmo que en un día de temperatura suave.
Hidratarse.
En los
días previos a una salida larga, conviene aumentar el consumo de frutas y
verduras (como sandía y uvas). El sodio ayuda a que el cuerpo retenga el
liquido que estás bebiendo, es bueno beber una bebida de electrolitos durante
el recorrido. Intenta beber a un ritmo de 10 a 12 mililitros por kg. de peso
corporal,
Las
bebidas de recuperación a base de proteínas ayudan a hidratar más rápido que
las que solo tienen carbohidratos. Las proteínas hacen que el agua vaya a los
músculos.
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